La creatividad prohibida

Compositoras del Romanticismo germano alejadas de su talento por el hecho de ser mujer



¡No tengo ningún talento para la composición!
Clara Wieck (Schumann)

En la Alemania del siglo XIX, entre las clases altas, tener una pianista en la familia confería prestigio: era bueno presentarla en sociedad para que demostrase sus habilidades interpretativas; siempre y cuando, claro está, ello no la llevase a dejar de lado sus deberes como mujer ni, por supuesto, fuese un paso previo a adentrarse en el considerado serio (y muy exclusivo del género masculino) mundo de la composición.


No puedo convencer a mi hermana Fanny para que publique nada, porque va en contra de mis ideas y convicciones. Ya hemos hablado anteriormente mucho de ello, y sigo manteniendo la misma opinión. 
Creo que publicar es algo serio (al menos debería serlo) y creo que hay que hacerlo sólo si se quiere  aparecer como autor durante toda una vida y seguir así. Pero eso requiere una serie de obras, una detrás de otra. […] Fanny, por lo que sé de ella, no posee ni la inclinación ni la vocación de ser autora. Es demasiado mujer para eso, como debe ser, y cuida de su casa y no piensa ni en el público ni en el mundo musical, ni siquiera en la música, a menos que esa otra ocupación fundamental esté concluida. Publicar sólo la perturbaría en sus obligaciones, y no puedo resignarme a esa idea. De modo que no voy a convencerla: perdóname. Si decide publicar para motivarse, o para agradar a su marido, estoy dispuesto, como he dicho, a ayudar en todo lo que pueda, pero lo que no puedo hacer es animarla a hacer algo que no considero adecuadoFélix Mendelssohn, en una carta a su madre

¡Ay de ellas si querían componer! Eran ignoradas por la sociedad, cuando no criticadas por su propia familia.

No sé a qué se refiere exactamente Goethe con la influencia demoníaca […] pero esto sí que está claro: si existe, tú la ejerces sobre mí. Creo que si sugirieras seriamente que me hiciera una buena matemática, no tendría ninguna especial dificultad en conseguirlo, y con la misma facilidad podría dejar de ser mañana una música si tú pensaras que ya había dejado de ser buena. Trátame, por tanto, con gran cuidado – Fanny Hensel a su hermano, Félix Mendelssohn


Hubo una excepción ante tamaña negación del talento compositivo de muchas mujeres de la época: El marido de la gran Clara Wieck, Robert Schumann. Es a Clara –considerada por muchos la mejor pianista de su tiempo pero desplazada como compositora– a quien, con este concierto, tratamos de rendir el homenaje del que nunca pudo gozar.

Robert Schumann, nacido en Zwickau (Alemania) en 1810, fue uno de los músicos de mayor fama en la primera mitad del siglo XIX. Alumno de Friedrich Wieck, se enamoró de su hija, 9 años menor que él, con quien contrajo matrimonio en 1839. Fue una
relación entre una mujer que atenazó su talento y un hombre que muy tímidamente la animaba a desarrollarlo:

Clara ha escrito un número de pequeñas piezas que muestran una habilidad musical y una delicadeza de invención como nunca antes había alcanzado. Pero los niños y el marido que están siempre viviendo en la esfera de su pensamiento no van bien con la composición – Robert Schumann

Clara Wieck expresó su frustración en los diarios que escribió, primero en soledad y
posteriormente junto a su marido, a lo largo de su vida, en los que narraba la inmensa
felicidad que le aportaba Robert, a quien admiraba profundamente, pero en los que
también publicaba su supuesta falta de habilidad para la composición. Así, decía Clara
en uno de los fragmentos del diario:
Antes creía tener talento creativo, pero he abandonado esa idea; una mujer no debe desear componer – no hubo nunca ninguna capaz de hacerlo. ¿Y quiero ser yo la única? Sería arrogante creerlo. Eso fue algo que sólo mi padre intentó años atrás. Pero pronto dejé de creer en ello. Ojala Robert siga creando siempre. – Clara Schumann


No puedo componer, en ocasiones me hace sentirme absolutamente desdichada, pero verdaderamente 
no lo consigo, no tengo ningún talento para ello. […] Para eso hace falta ingenio – Clara Schumann


En el siglo XIX, la mujer aún no estaba admitida en la música religiosa, siendo las partes
agudas cantadas por niños o castrati (de quienes renegaba la Iglesia, pero que eran
evidentemente preferidos a las mujeres en las celebraciones). Así pues, resulta difícil
saber cuántas talentosas creadoras se han perdido para siempre por culpa de una
sociedad que criticaba su música sólo por el hecho de provenir de una mujer:



Aquí no ha lugar a ninguna recesión […] porque estamos ocupándonos de la obra de una dama – Carl 
Ferdinand Becker sobre el Concierto para Piano Op. 7 de Clara Schumann

Éste es un homenaje a aquellas mujeres que vieron coartada su libertad, su
imaginación, su talento y su vida sólo por su género y que, en muchos casos, ni
siquiera fueron conscientes de la injusticia histórica a la que se estaban viendo
sometidas. Es un homenaje a quienes, pese a ello, mantuvieron viva su ilusión de
seguir escribiendo. Es el modo de dar vida a su legado, convirtiendo en sonido lo que
tantas veces sólo pudieron escuchar en su imaginación.


Nada supera a la actividad creadora, aunque sólo sea por esas horas pasadas en un estado de 
ensimismamiento en el que se respira únicamente en el mundo de los sonidos – Clara Schumann

PROGRAMA


Fanny Mendelssohn [Hensel] (1805-1847):


von Gartenlieder Op.3:
2. Schöne Fremde; Text: Josef von Eichendorff
3. Im Herbste; Text: Ludwig Uhland
4. Morgengruss; Text: Wilhelm Hensel
5. Abendlich schon rauscht der Wald; Text: Josef von Eichendorff

O Herbst; Text: Josef von Eichendorff

Schilflied; Text: Nikolaus Lenau

Waldeinsam; Text: Wilhelm Hensel

Morgenwanderung; Text: Emmanuel Geibel

Schweigt der Menschen laute Lust; Text: Josef von Eichendorff


Felix Mendelssohn (1809-1847):


Abschied vom Walde Op.59/3; Text: Josef von Eichendorff

Die Waldvögelein Op.88/4; Text: Christian Wilhelm von Schütz

Clara Wieck [Schumann] (1819-1896):


Drei gemischte Chöre;Texte: Emanuel von Geibel:

1. Abendfeier in Venedig

2. Vorwärts

3. Gondoliera

Robert Schumann (1810-1856):

Am Bodensee Op.59/2; Text: August von Platen-Hallermünde
Hirtenknabengesang Op.59/5; Text: Annette Elizabeth
Zahnweh Op.55/2; Text: Robert Burns

Johannes Brahms (1833-1897):

Waldesnacht Op.62/3; Text: Paul Heyse
Vergangen ist mir Glück und Heil Op.62/8; Deutsche traditionell text
Das Mädchen Op.93a/2; Text: Siegfried Kappe
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